SE CALLÓ EL SISTEMA. Y TAMBIÉN SE CAYÓ LA 4T.
En materias como la imagen pública se parte de una premisa que dice “la política es percepción”. Esto nos dice que es más importante lo que se crea en el imaginario popular, que aquello que la realidad nos diga. En el México de 2019 están presentes varias generaciones de mujeres y hombres que votaron por primera vez o que no han participado en más allá de 3 procesos electorales.
De acuerdo al INE (Instituto Nacional Electoral) el listado nominal está conformado en un 60% por ciudadanos que oscilan entre los 18 y los 44 años. Esto significa que un amplio porcentaje de la sociedad en edad de votar no conoció el México de la Dictadura Perfecta como la calificó Mario Vargas Llosa. Ese país que fue gobernado por un mismo partido político por más de 70 años y que intentó frenar todos los esfuerzos democráticos de los partidos políticos de oposición y la sociedad civil.
Historiadores y politólogos señalan a la corriente democrática como la primera escisión del PRI. Esta fue encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. El año de 1988 es recordado por el fraude cometido en contra de Cárdenas y el enojo de los ciudadanos de esa década. Diversos analistas políticos han señalado que la frase “se calló el sistema” fue un acto de ironía y burla dirigido a quienes lucharon con heroísmo para ganar el poder desde las urnas. En ese vergonzoso acontecimiento la figura de Manuel Bartlett es pieza fundamental. “El Hombre de Hierro” como se le conocía, no solo fue el artífice de la maquinaria electoral de 1988, sino que fue el vocero que cinceló esa frase “se calló el sistema”.
Durante muchas décadas su nombre fue sinónimo de poder absoluto, corrupción, fuerza, persecución, miedo e institucionalidad al viejo régimen. Hoy, es símbolo de un buen funcionario público, que forma parte de la pléyade de patriotas que salvarán a México de la pobreza y el atraso, junto al presidente López Obrador.
La investigación realizada por la Secretaría de la Función Pública revive las artes circenses de Virgilio Andrade en la investigación contra Enrique Peña Nieto por el reportaje “La Casa Blanca” del equipo periodístico de Carmen Aristegui.
La memoria política de muchas generaciones que fueron testigos del fraude de 1988 no coincide con los argumentos de la Secretaría de Función Pública. Sin embargo, el uso clientelar de los programas públicos y el abuso en la imagen del presidente López Obrador permiten esta burla a la sociedad mexicana. Quienes reviven el México de 1988 son llamados conservadores o neoliberales. La descalificación sistemática e irracional es la constante de los seguidores del presidente de la república.
Esta acción nos demuestra que la ley será aplicada según la moral y las lealtades del Presidente López Obrador. Pero también dice algo que puede sonar fuerte e incluso molesto “un pueblo que no conoce su historia está condenado en volver a vivirla”.
Dip. Isabel Casas Meneses.
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