LA NUEVA NORMALIDAD


El político alemán Otto Von Bismarck expresó “El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación” y esta cita describe con precisión el tipo de liderazgo de Andrés Manuel López Obrador. En la narrativa de su discurso ha tratado de encumbrar su triunfo electoral de 2018 como la 4ª Transformación de México. Lo hace trazando una analogía inmerecida con la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana. Digo que es desproporcionada su obsesión por hacerse de un lugar en la historia, porque cada uno de estos episodios se ha ganado un espacio en la memoria colectiva de la sociedad mexicana, sin reclamarlo o pedirlo. 

La victoria en 2018 del actual presidente de la república, debe entenderse como la elección temporal de un político que acertó en su estrategia de campaña y que tiene la oportunidad transitoria de gobernar por seis años. No es un estadista y su administración no puede compararse con el arrojo de los insurgentes de 1810, tampoco con la talla intelectual de los hombres de la Reforma y mucho menos con la estatura democrática y libertadora de los próceres de la Revolución. Andrés Manuel López Obrador es un político autoritario, cuya principal fortaleza radica en su poder de manipulación de masas. 

Este 1º de junio inició la llamada “nueva normalidad” y es alarmante que esta primera fase de reactivación de la economía inicie, con la alerta de máximo contagio del semáforo de riesgo del propio gobierno federal. Aún más, es indignante la obsesión de López Obrador de iniciar sus “giras de trabajo”. ¿Por qué su obstinación? Los líderes populares sustentan su poder y sus decisiones a través de eventos sociales. Esta decisión injustificada e innecesaria pone en riesgo a la población y genera una percepción equivocada en la sociedad. 

Sus decisiones no están a la altura de un estadista. Son las de un político que le gustan los aplausos, los reflectores y que necesita ser idolatrado por las masas. En sus últimos discursos y transmisiones por redes sociales cita constantemente la elección de 2021 y eso confirma que sus decisiones están orientadas a buscar votos. No está pensando en las próximas generaciones, tampoco en la recesión económica y mucho menos en enfrentar responsablemente al COVID-19.

Es cierto que la economía exige una reactivación inmediata, que gran parte de la población no cuenta con un ingreso asegurado y que deberemos aprender a vivir con el COVID-19. Pero el deber del titular del ejecutivo federal debería radicar en tomar decisiones basadas en la ciencia y no en buscar votos. La 4T será un capítulo de la historia de México mientras estén temporalmente en el poder. Este 1º de junio la sociedad mexicana reiniciará su lucha económica, laboral y productiva. Muchos no tuvieron la oportunidad de guardar la sana distancia desde sus hogares y siguieron luchando para llevar el sustento de sus familias. 

Muchos salen con el miedo de contagiarse, otros salen temerosos de no encontrar un nuevo empleo y algunos más, piensan con desesperación en algún préstamo para salvar sus negocios o microempresas. En tanto el presidente se concentra en sus giras de trabajo para mantener su popularidad, se ocupa en ganarle al INE y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para que en la entrega de apoyos económicos se adjunte una carta en la que aparezca su nombre y ordena a la Secretaría de Economía que ilegalmente interfiera en las instituciones electorales a través de la expedición de una Norma Oficial Mexicana que busca certificar la “calidad” de los órganos electorales.

Millones de mexicanos votaron en 2018 pensando en un México diferente. Creyeron que elegían a un estadista y que estaban desterrando al viejo régimen. La realidad que hoy observamos es la de un gobierno que tiene en Manuel Bartlett al mecenas personal del presidente López Obrador. Es una administración que también entrega contratos multimillonarios a sus proveedores favoritos, a través de adjudicaciones que son ilegales. Que contradice su propio semáforo y que no puede ocultar su sed por ser idolatrado por el pueblo al que diariamente traiciona y miente. 

México se levantará por su coraje para imponerse ante la adversidad,  saldremos adelante por el amor que profesamos a nuestras familias y construiremos el futuro que soñamos porque somos mujeres y hombres de trabajo. Esa pasión por vivir y triunfar es lo que nos mantiene en pie. 

Dip. Isabel Casas Meneses. 

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