LOBO CON PIEL DE OVEJA
Hace
más de 2000 años Sócrates se pronunciaba en contra de la enseñanza
de la retórica. Señalaba que los discursos de los oradores se
dirigían a las emociones y no a la racionalidad de los atenienses.
Con ello Sócrates se anticipaba al poder manipulador de las
palabras. En las últimas décadas los ciudadanos han dicho que
están cansados de las palabras y reclaman acciones de los políticos
y la clase gobernante.
Prometer
y no cumplir es una práctica que le resta credibilidad a la política
y a los políticos. Pero hoy estamos llegando a otros extremos que
muy pocos se observan. Exigir reformas a modo, brincarse las reglas
con el pretexto de salvar vidas, culpar a gobiernos pasados y
descalificar sistemáticamente todo lo que surja fuera de la voluntad
del presidente de la república, es el nuevo arte de gobernar.
Es
un líder carismático con un poder hipnótico sobre el pueblo, esa
es la reflexión que podemos hacer de la gestión del presidente
López Obrador. Debemos reconocer que sus arengas mueven a las masas,
que seducen a varios grupos juveniles, que estremecen a los
desprotegidos, que arrebatan el aliento de los que han sufridos los
abusos del poder y que arrebatan lágrimas de esperanza a quienes
votaron por él.
Debemos
reconocer que tiene la facultad de conectar con la gente de manera
empática, que sabe narrar historias, que tiene las agallas para no
achicarse en la adversidad y que fue perseverante en llegar a su
meta.
También
es cierto que su gestión en la ciudad de México no fue transparente
y que fuera de esa experiencia nunca gobernó. Tampoco fue legislador
y mucho menos se destacó por ser respetuoso del Estado de derecho.
Sus
seguidores han olvidado sus gritos “¡al
diablo con sus instituciones!” y
hoy exige civilidad y mesura para los que lo cuestionan. Dice que
nunca fue radical, pero en 2006 cerró las principales calles de la
Ciudad de México como protesta a una elección que aún despierta su
coraje y odio.
Argumenta
que en México no existirá un nuevo FOBAPROA y dice que sobre ese
tema escribió un libro (Es interesante imaginar a qué hora escribe,
si es que él lo hace) y en el capricho-tema del nuevo aeropuerto
generó un aeroproa.
Para
cumplir su objetivo sobre el aeropuerto también convirtió la deuda
privada en pública.
El
presidente López Obrador se dice incansable en su lucha contra la
corrupción y en estos últimos días, gracias a una investigación
realizada por la organización ciudadana Mexicanos Contra la
Corrupción y la Impunidad se descubrió el sobre precio con el que
el IMSS de Hidalgo compró ventiladores al hijo de Manuel Bartlett. A
raíz de esta investigación, hoy sabemos que el hijo del titular de
la Comisión Federal de Electricidad y personaje protagónico en la
elección de 1988, ha sido favorecido con por lo menos 7 contratos
del gobierno de López Obrador, lo que le ha significado más de 160
millones de pesos.
Esto
tiene dos problemas relevantes para el presidente. El primero es que
su lucha contra la corrupción se ve empañada. Decir que pagaron ese
sobre precio porque necesitaban de la disposición inmediata del
equipo, es un pretexto que oscila entre lo injustificable, lo
ridículo, la desesperación y la torpeza. El gobierno federal tenia
conocimiento de la epidemia por COVID 19 desde finales del año
pasado y esta compra la hace en abril pasado. El segundo problema es
que el neoliberalismo se mantuvo como un sistema de cuates,
privilegios y favoritismo. El presidente ha señalado que el
neoliberalismo está muerto y que él inauguró un nuevo modelo
llamado Economía Moral (también dice que escribió un libro sobre
esta nueva alternativa económica). Pero estas prácticas de
corrupción muestran lo contrario.
El
presidente se dice demócrata y la última iniciativa que envió, con
la intención de poder manipular a su antojo el presupuesto de
egresos de la federación y la sumisión de sus diputados muestran
una conducta autoritaria. Ese no es el perfil de un demócrata.
Finalmente…
Si
leemos con puntualidad el análisis de discurso que realizan medios
de comunicación digitales como Animal
Político
y Verificado
encontraremos que ellos han detectado que más del 50% de lo que dice
el presidente López Obrador es mentira.
Un gran líder con un pésimo gobierno. No es culpa de gobiernos
anteriores. Cada voz que le defiende confirma su capacidad de
hipnosis social. Cada acto de corrupción y las mentiras de sus
discursos también confirman que existen los lobos con piel de oveja
y son los principales enemigos de la democracia.
Dip.
Isabel Casas Meneses.
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