EL CARNAVAL DE TLAXCALA Y LA ECONOMÍA NARANJA
Cuando hablamos de conceptos como economía y emprendimiento resulta difícil modificar los paradigmas que ya tenemos establecidos en la mente. Romper estás ideas limitantes nos pueden llevar a generar ideas creativas e incluso políticas públicas exitosas.
La
economía nos lleva a imaginar gráficas e indicadores de desarrollo y
crecimiento, también temas como política monetaria, finanzas
públicas, instituciones bancarias y deuda externa. En el tema de
emprendimiento sucede algo similar y vienen a nuestra mente
biografías como las de Steve Jobs, Bill Gates o escenas de la
película “En Busca de la Felicidad” de Will Smith. El termino
emprendimiento está asociado a la innovación y desarrollo
tecnológico.
Esto
ha llevado a generar políticas públicas orientadas a apoyar a los
emprendedores y señalar que son un factor relevante para la economía
nacional por los empleos que generan y en algunos casos por el
encadenamiento productivo y el desarrollo regional que en algunos
casos pueden generar.
En
octubre de 2013 el Banco Interamericano de Desarrollo publicó un
libro sobre economía creativa titulado “La Economía Naranja: una
oportunidad infinita”, sus autores fueron Felipe Buitrago e Iván
Duque, ambos consultores del BID.
La
pregunta de la que parte este estudio es muy simple ¿Cuánto
representa en la economía de un estado las artes, la cultura, la
creación y el conocimiento? Y las conclusiones a las que llegan son
muy valiosas. Ellos consideran que el diseño e implementación de
políticas públicas para atraer turismo cultural son determinantes
para impulsar la economía de una región. El estudio va más allá
del turismo, pero deseo tocar esto de forma particular.
En
Tlaxcala estamos viviendo nuestro Carnaval y lo disfrutamos con
emoción y lo esperamos cada año con entusiasmo. Esta tradición
detona la economía de nuestros pueblos porque se activa el comercio
en pequeño, todos los que participan en la elaboración de nuestros
trajes tan vistosos obtienen ganancias importantes y hasta las Bandas
de Viento se ven beneficiadas al tener contratos que rebasan su
capacidad.
Pero
desafortunadamente cada Camada
es una historia particular y en la gran mayoría de casos, cada uno
de sus integrantes paga los gastos de su indumentaria. Los apoyos
gubernamentales no son suficientes y estos esfuerzos quedan a nivel
local. Esta celebración ha sido incluso declarada Patrimonio
Cultural Inmaterial del Estado de Tlaxcala, pero no existe una
política pública que permita sumar los esfuerzos y recursos de los
ayuntamientos, del estado y de la administración pública federal,
para construir una sola fiesta que pueda proyectarse a nivel nacional
e internacional y así detonar nuestra economía naranja.
Mientras
no exista una política cultural y turística que logre atraer el
turismo que guste de nuestra arqueología, carnaval, alfombras y
gastronomía seguiremos teniendo solamente discursos y publicidad,
pero no una auténtica política pública.
En
tanto la cultura, el arte y los creadores de Tlaxcala no logren
articularse con las dependencias encargadas de la economía, no
lograremos generar ingresos a través del mundo de las ideas, la
creación, las costumbres y las tradiciones. En tanto los
tlaxcaltecas que participan en el arte y la cultural no tengan una
formación que les ayude a realizar sus creaciones desde el enfoque
del emprendimiento, seguirán teniendo desafíos económicos cada
año.
La
economía no es solamente atraer industrias y emprender no es solo
innovación tecnológica. La economía naranja de Tlaxcala es un
factor que debemos voltear a revisar desde los gobiernos municipales.
DIP.
ISABEL CASAS MENESES.
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