LA PATRIA CHICA
Denise Dresser es una de las mujeres con mayor capacidad de análisis y argumentación en México. Su trayectoria como conferencista, escritora, activista social y polemista es digna de reconocimiento. Recientemente revisaba una de sus conferencias en una plataforma digital y debo reconocer que me impacto uno de sus planteamientos. En una disertación que realizó en 2012 en Ciudad Juárez, citó una entrevista que le fue realizada al ex presidente Ernesto Zedillo; en dicho relato rescató una pregunta fundamental para cualquier presidente “¿por favor puede hablarme de México?”.
Esta pregunta he decidido tomarla como tema para esta columna. ¿Qué podemos hablar de Tlaxcala? Esto a raíz de que el pasado 5 de febrero nuestro estado cumplió 163 años como estado Libre y Soberano.
Citando a Tomas de Aquino diré que México es mi patria grande y Tlaxcala es mi patria chica. Que el tlaxcalteca es heredero de un linaje guerrero, celoso defensor de su libertad, silencioso por momentos y político en todo momento. Diré que nuestra gente es noble y hospitalaria, trabajadora y alegre, orgullosa de su historia y festiva en nuestras celebraciones patronales.
Tlaxcala es la narradora más fiel de la conquista y el pueblo más combativo. En 1857 con la voz de José Mariano Sánchez pasamos de ser un territorio a ser reconocidos como estado libre y soberano “respetad señores constituyentes, el soplo de vida que conserva una civilización de las más antiguas e ilustres de nuestro país". Su discurso retrata la genealogía de nuestra raza, la fisonomía de nuestra gente, los sueños de esa generación y el coraje de nuestra raza.
Tlaxcala es su historia y nuestras leyendas, el tradicional mole que compartimos en todas nuestras fiestas y la maravilla multicolor de las alfombras de Huamantla. Somos el cielo y los paisajes que escribió Miguel N. Lira y la historia oral de la revolución que aún balbucen nuestros abuelos contando las hazañas de Domingo Arenas.
Somos la progresión muralista que plasma Desiderio Hernández Xochitiotzin y la música que se escucha en los atrios de nuestras iglesias. Tlaxcala es su riqueza arqueológica que se levanta majestuosa en Cacaxtla y Xochitecatl. Es la arquitectura de la Basílica de Ocotlán y la fe de sus fieles. Tlaxcala es la belleza de nuestra ciudad capital, de la Capilla Abierta, su Plaza de Toros y el Ex Convento de San Francisco. Es la magia del Museo Nacional del Títere Rosete Aranda en Huamantla y la mística que alumbra con la maravilla de las luciérnagas en Nanacamilpa.
Es el testimonio revolucionario de las Haciendas de la Revolución Mexicana y el pan de fiesta que todos disfrutamos con helado. Tlaxcala es la patria chica que nos hace vibrar al ver nuestra bandera y cantar nuestro majestuoso himno. Es el ferrocarril emblemático de Apizaco y el pulque que hace reír y convivir a todos en nuestras fiestas. Tlaxcala es nuestra patria chica y es enorme por la lucha cotidiana de todos los tlaxcaltecas. Tlaxcala es mucho más porque su estatura está en el alma de nuestra gente. A 163 años de su reconocimiento como estado libre y soberano Tlaxcala es el motivo de nuestro orgullo.
Dip. Isabel Casas Meneses.
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