#JusticiaParaFátima

No existen palabras que puedan explicar el dolor, el coraje y la impotencia que puede sentir una madre al perder a una hija o hijo. Pero cuando este sufrimiento es fruto de un feminicidio la ira no tiene límites. El caso de Fátima, una niña de 7 años que fue encontrada sin vida y con huellas de tortura ha conmovido a México. Irónicamente en días recientes el presidente López Obrador expresaba que los feminicidios han sido maximizados y utilizados para generar molestia contra su gobierno. También defendía que el tema más relevante en ese momento debería de ser la rifa del avión presidencial. En ese contexto estaba presente el feminicidio de Ingrid Escamilla, una mujer cuya vida le fue arrebatada por su ex pareja. Las huellas de odio y crueldad en el cuerpo de Ingrid motivaron a que miles de mujeres salieran a las calles a exigir justicia. 

El caso de Fátima ha conmocionado a la sociedad por tratarse de una menor de edad que comenzaba a vivir. Ella fue entregada indebidamente a una mujer que no era su madre. Salía de la escuela primaria y jamás imaginó lo que viviría. Este caso se suma a una larga lista de casos y estadísticas que esperan justicia. 

Los feminicidios crecen de forma alarmante y un “Decálogo Contra la Violencia Hacia las Mujeres” no resuelve el problema, pero si genera irritación porque pareciera que se trata de una burla.  

Es cierto que los feminicidios no son un problema que surja en el Gobierno de la 4T, también es verdad que son problemas que no pueden resolverse de la noche a la mañana y no podemos negar que como sociedad todos debemos asumir una parte de la responsabilidad para enfrentar este problema. 

Es necesario que las instituciones educativas revisen sus protocolos para la entrega de estudiantes menores de edad. Hace algunos meses en Tlaxcala, junto con otros diputados locales, emprendimos una campaña informativa contra la sustracción de menores de edad. Este tipo de errores no pueden cometerse. 

Como padres de familia debemos asumir el compromiso de cuidar con puntualidad la entrada y salida de nuestros hijos. Es verdad que el trabajo muchas veces no nos lo permite, pero debemos encontrar mecanismos de protección compartida entre las escuelas y los padres de familia. 

Quienes hoy tenemos la responsabilidad de ser representantes populares, debemos ocuparnos de impulsar leyes que castiguen con mayor severidad este tipo de atrocidades. También de impulsar políticas públicas que permitan articular los esfuerzos de la sociedad y los gobiernos para enfrentar los feminicidios y de garantizar presupuestos con perspectiva de género para que las instituciones involucradas en el combate a los feminicidios puedan actuar con oportunidad. 

Pero también es urgente que quienes hoy gobiernan actúen con responsabilidad de Estado. Culpar al neoliberalismo no es una solución y defender una rifa es una burla a la sociedad mexicana. 

Esta columna se suma a las muchas protestas que surgen en las calles, en las escuelas, en los medios de comunicación y en diversos foros para exigir justicia para Fátima. Ninguna mujer y ningún ciudadano merecen perder la vida en la oscuridad de la cobardía y el odio. Tampoco por la incompetencia y protagonismo de quienes deberían ser la solución y terminan siendo parte del problema.  

Dip. Isabel Casas Meneses.   

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